Un asteroide podría acabar con la vida en la Tierra en el año 2880
Investigadores de la Universidad de Tennessee aseguran que la roca, de mil kilómetros de diámetro, se acerca a una velocidad de 15 kilómetros por segundo hacía nuestro planeta
La vida humana tal y como la conocemos podría tener los días contados a la espera del impacto de un gigantesco asteroide que se aproxima a la Tierra
y que los expertos aún no saben cómo evitar, según revela un estudio de
la Universidad de Tennessee (UT). La fecha que han fijado para tamaña destrucción es el 16 de marzo de 2880.
Los investigadores han visto que la roca gira sobre sí misma rápidamente por
lo que creen que debería romperse en trozos antes de alcanzar la
Tierra, cosa que, sin embargo, sigue sin suceder mientras se acerca
hacia nuestro planeta. Los estudiosos consideran que se mantiene entera
gracias a unas fuerzas cohesivas entre partículas conocidas como Van Der Waals.
El equipo de la UT ha descubierto que el asteroide, denominado 1950 DA,
mide unos mil metros de diametro y tarda en dar una vuelta sibre sí
mismo dos horas y seis minutos. Los estudiosos creen que, con este
ritmo, debería haber empezado a dar muestras de empezar a desintegrarse,
lo que no ha sucedido.
El profesor Ben Rozitis
explica que «entender lo que hace que este asteroide se mantenga entero
podría ayudarnos a crear una estrategia de cara a evitar posibles
impactos futuros». Mientras tanto el asteroide se dirige a nuestro planeta a una velocidad de 15 kilómetros por segundo y cuya trayectoria fija un punto en el Océano Atlántico como punto de impacto que, de llegar a producirse, sería comparable con la explosión de 44.800 megatones de dinamita.
El estudio, publicado en el último número de la revista
Nature y firmado por Rozitis, Eric MacLennan y Joshua Emery, del
Departamento de Ciencias de la Tierra y los Planetas, revela que algunas
técnicas, como forzar una colisión con otro objeto gigante, no haría
sino empeorar la situación.
Este asteroide fue visto por primera vez en 1950 pero
desapareció durante más de medio siglo, hasta el 31 de diciembre de 2000
y, aunque resulta imprescindible desviar su trayectoria o destruirlo,
los investgiadores creen que, con los cientos de años que nos separan
del letal evento, seguramente encontrarán la solución a tiempo.
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